El bilingüismo en niños: Mitos y Ventajas
El bilingüismo es actualmente una meta a conseguir entre muchos padres porque son conscientes de las ventajas que eso conllevará para su hijo en un futuro.
Sin embargo esto no ha sido así hasta hace pocos años puesto que en el siglo XX los investigadores defendían que el bilingüismo en niños hacía que estos tuvieran un vocabulario más escaso, aprendieran más lentamente y cometieran más errores.
Los investigadores actuales refutan estos argumentos, demostrando que estas dificultades no se dan en niños bilingües, sino todo lo contrario; el bilingüismo aporta ventajas para los niños en funciones básicas cerebrales.
Los expertos recomiendan que el niño esté expuesto a un segundo idioma desde su nacimiento, ya que de ese modo se desarrollan las conexiones cerebrales con más efectividad que si se hace, por ejemplo, a partir de los tres años de edad.
¿Pero cuáles son, concretamente, las ventajas de los niños bilingües, frente a los que solo manejan un idioma?
Ventajas del bilingüismo.
Como ya comentamos en nuestro anterior artículo sobre las razones para aprender inglés, los niños expuestos a este segundo idioma desde edades tempranas tendrán las siguientes ventajas:
- Mejoras cognitivas: mejor desarrollo de las capacidades intelectuales, incluidas aquellas no relacionadas con el lenguaje.
- Facilita el aprendizaje de más idiomas.
- Aumenta la concentración, disminuyendo por tanto la probabilidad de padecer el Trastorno de Déficit de Atención o Hiperactividad (TDAH).
- Favorece la memoria, la visión espacial y la creatividad.
- Aumenta la capacidad del niño para socializar
- Mejora el pronóstico de posibles futuras enfermedades degenerativas.
En definitiva, el desarrollo cerebral de un niño bilingüe difiere notablemente de aquél de uno monolingüe, ya que el esfuerzo realizado por el cerebro del niño bilingüe para asimilar dos idiomas desde una edad temprana, afecta a su capacidad de analizar e interpretar su entorno, haciéndolo de un modo mucho más eficaz que un niño que sólo habla un idioma.
En cuanto a la edad óptima para aprender un segundo idioma, la recomendación es que se haga cuanto antes, pero en todo caso, los niños que aprenden inglés antes de los 8 años son capaces de llegar a hablarlo igual que un nativo, dado que la capacidad cerebral de los niños a esas edades son mayores.
Además, durante esa etapa de 0 a 8 años es cuando el niño desarrolla su oído y cuerdas vocales, en torno a su idioma materno. Si se introduce una segunda lengua en su aprendizaje durante esa etapa, su capacidad de pronunciar correctamente dicho idioma será mucho mayor que la de un niño que comience el aprendizaje más tarde.
¿Cómo integrar el inglés en la vida de mi hijo?
Muchos padres son conscientes de todas las ventajas que aprender inglés conllevará para sus hijos, pero en ocasiones desconocen cómo introducir este idioma de manera natural en su vida.
Es importante que el niño no llegue a percibir nunca el hablar este segundo idioma como una obligación. Para ello, debemos integrar este otro lenguaje en su vida cotidiana, para que el niño lo considere una manera natural de expresión, o incluso como un juego.
Ejemplos de cómo integrar el inglés en un niño a edades tempranas:
- Ponerle sus películas o series favoritas en inglés. Hay programas específicos para niños en inglés, como la versión en inglés de Pocoyó o la ya antigua pero entrañable serie británica Muzzy in Gondoland. Exponer a los niños desde edades muy tempranas a contenidos en inglés, hace que vayan “cogiendo el oído”, e incluso aprendan numerosas expresiones en el idioma de Shakespeare.
- Educar jugando (en inglés): como numerosos expertos en desarrollo infantil destacan, es mucho más fácil que un niño aprenda a hacer tareas cotidianas (como ducharse, poner la mesa o recoger su cuarto) si convertimos dichas actividades en un juego. ¿Y si además, realizamos estas actividades en inglés? De este modo, el niño aprenderá vocabulario de elementos cercanos a él (como los cubiertos al poner la mesa, o el nombre de las diferentes prendas al vestirse), al mismo tiempo que estamos contribuyendo a su educación, independencia y desarrollo personal.
- Fomentar que practique inglés con otros: para una mejor asimilación del inglés, el niño debe poder practicar lo aprendido no sólo en casa, sino en otros ambientes, como el colegio, o incluso en el parque. Por ello, es muy recomendable buscar actividades que el niño pueda hacer en grupo y que incluyan el aprendizaje del inglés en ellas. Y sobre todo, es importante que esas actividades se le presenten al niño no como una obligación, sino como otro ambiente más donde divertirse y jugar con otros niños.
Esperamos que este artículo os resulte útil y que os animéis a hacer del inglés parte de la vida de vuestro hijo. Desde ELI ponemos a vuestra disposición los cursos específicos para niños, donde aprenderán de la mano de profesionales de la educación nativos, que harán de sus clases un juego de niños.
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